El 90 % de las víctimas de un alud lo son por aludes de placa: rotura de una placa, desencadenada por una persona o por algún o varios miembros del grupo.
Por lo tanto, nuestro comportamiento es crucial a la hora de evitar accidentes por aludes.
¿De qué vamos a hablar?
- 1 Tipos de aludes
- 2 Aludes de placa
- 3 ¿Qué es una placa de viento?
- 4 Atención con los cambios de pendiente
- 5 Evitar las sobrecargas fuertes
- 6 Guardar la distancia de seguridad
- 7 Las laderas norte: las más peligrosas
- 8 Ninguna orientación está exenta de riesgos. Las micro-orientaciones
- 9 Si quieres saber sobre aludes de fusión o nieve húmeda sigue leyendo aquí.
Tipos de aludes
Existen tres tipos de aludes, y el/la practicante de esquí de montaña debe conocer y saber reconocer las condiciones que pueden llevar a desencadenarlos.
- Aludes de placa: causantes del 90 % de las víctimas de esquí de travesía
- De fusión o de nieve húmeda
- De nieve polvo (poco frecuentes en el Pirineo, no lo analizaremos en este texto)
Todo esquiador de montaña debería ser un/a experto/a en nivología y aludes, pues de estos conocimientos y de la adecuada toma de decisiones sobre el terreno puede depender su vida. Mucha información se va adquiriendo estando atento y con la experiencia: cuando salgas a la montaña en tus salidas invernales, no pierdas ninguna oportunidad de aprender y estate atento a el color, la textura y el sonido de la nieve.
Aludes de placa
Los aludes de placa son los que más víctimas causan. Estos ocurren más frecuentemente en invierno y tienen preferencia por las laderas norte, que no ven el sol durante semanas y donde la nieve no se transforma, tardando más tiempo en estabilizarse.
La inclinación de la pendiente es el factor más importante: el riesgo aumenta especialmente a partir de los 27º de inclinación y es el rango de los 30º a los 45º el más peligroso. Por encima de dicha inclinación, la nieve no suele acumularse, pues la fuerza de tracción supera a la de la resistencia, purgándose dichas laderas verticales conforme las nevadas se suceden.
Podemos estimar el ángulo de la pendiente utilizando dos bastones de esquí. Si el bastón horizontal cruza el bastón vertical por encima de la mitad, la pendiente tendrá más de 27º de inclinación. A partir de ahí entramos en terreno potencialmente peligroso y habrá que comportarse con la prudencia adecuada, según sea el nivel de riesgo de aludes del boletín local. Comprueba cada ladera potencialmente peligrosa y recuerda que, cuando la cruces, estarás ejerciendo una sobrecarga sobre dicha ladera.
¿Qué es una placa de viento?
Las placas de viento son superficies de nieve conectadas entre sí que forman una capa con adherencia precaria sobre la base inferior. Suelen formarse tras nevadas con viento, aunque también se pueden formar en días de viento, aunque no haya nevado días antes, arrastrando la nieve de la ladera expuesta al viento a la ladera contraria, llamada ladera a sotavento. Tienen un anclaje precario sobre la nieve de debajo que podrá romperse ante la sobrecarga de una persona y empezar a deslizarse ladera abajo. Una actuación prudente es la manera de evitar accidentes en terreno de aludes.
Atención con los cambios de pendiente
Las convexidades del terreno son zonas favorables a la ruptura de placas, pues allí las fuerzas de tracción superan con más facilidad a las fuerzas de resistencia a la cizalladura. Cuidado al esquiar dichas zonas de cambio de pendiente.
Evitar las sobrecargas fuertes
Una placa aguanta quieta sobre una ladera inclinada al mantener un equilibrio entre sus fuerzas de tracción y de resistencia. Este equilibrio se puede romper cuando soporta una sobrecarga como puede ser una nueva nevada, pero especialmente ante el paso de una o, especialmente, varias personas agrupadas.
Guardar la distancia de seguridad
Una sobrecarga de, por ejemplo, 100 kg, necesaria para el desencadenamiento de una placa concreta, podrá no producirla el peso de una persona aislada, pero sí el paso de 2 o más personas juntas. De ahí la importancia de guardar la distancia de seguridad (mínimo 10 metros) entre los miembros de un grupo a la hora de cruzar una ladera potencialmente avalanchosa (o de descenderla).
Esta distancia la guardaremos incluso si llevamos una mochila ABS (mecanismo tipo airbag), pues esta protegerá al/a la que la lleve pero no al resto de participantes de la actividad.
Es importante aprender a moverse y comportarse con buenos hábitos todos los días, sea el riesgo alto o bajo. Practicar buenos hábitos hará que luego los apliquemos de forma automática.
Las laderas norte: las más peligrosas
El sol transforma continuamente la nieve en invierno en las laderas sur, favoreciendo el redondeo de los gránulos de la nieve y aumentando su cohesión y estabilidad. Las laderas norte no ven apenas el sol antes de abril-mayo y en esas laderas umbrías o que reciben el sol solo de refilón, las placas pueden permanecer sin evolucionar, “a piñón”, durante semanas enteras.
Laderas de orientación este son las segundas en peligro, pues en invierno solo ven el sol al alba, cuando el día es más frío, y apenas se transforman. Las laderas sur, aunque formen placas de viento tras una nevada con vientos del norte, solo necesitarán, como mucho, un par de días de sol para estabilizarse.
Laderas oeste son las laderas que menos víctimas de avalancha tienen estadísticamente en nuestro Pirineo, puesto que los vientos dominantes y la llegada de borrascas suelen ser desde el Oeste, a barlovento de los vientos dominantes.
Ninguna orientación está exenta de riesgos. Las micro-orientaciones
Pero cuidado: ninguna ladera está exenta de riesgos y cada ladera tiene micro-orientaciones donde pueden haberse formado placas de viento. En el mundo real las laderas no son de una orientación pura. Sus irregularidades canalizarán los vientos dominantes, haciéndolos girar en múltiples direcciones para adaptarse a la orografía, creando así placas en múltiples orientaciones, no solo las orientadas a sotavento. Esto ocurrirá en días de vientos fuertes, con los vientos dominantes rodeando las irregularidades del terreno y creando vientos orográficos en múltiples direcciones.
En invierno, elegiremos preferentemente rutas que discurran por laderas sur (SE, S, SW), que se transforman y estabilizan al sol, dejando las laderas norte idealmente para primavera, cuando el sol alto ya incide mejor en dichas orientaciones.
Si quieres saber sobre aludes de fusión o nieve húmeda sigue leyendo aquí.
Montaña Segura agradece a Jorge García-Dihinx, autor del blog de La Meteo que Viene y de los libros Rutas con Esquís / Pirineo Aragonés los textos y fotografías de esta entrada.