Para practicar el barranquismo con seguridad, además de las recomendaciones básicas de Planificación + equipamiento + actuación, que os recomendamos para otras actividades de montaña, deberemos tener en cuenta otros factores propios de este medio.
Estos factores son los que hacen tan especial y diferente este deporte:
- Recorreremos estrechos barrancos y profundas gorgas, rodeados de imponentes paredes rocosas. «Escapar» de este medio no siempre sea fácil.
- Estamos en terrenos de montaña y el agua está fría. Si no vamos equipados de la forma adecuada tendremos el peligro de sufrir hipotermia.
- El descenso de barrancos implica un conocimiento de material técnico y un buen control en su uso. Deberemos conocer y estar acostumbrados a realizar maniobras técnicas con este material, propias de este deporte.
¿De qué vamos a hablar?
Planifica tu descenso de barranco
Para asegurarnos de que nuestra actividad será un éxito, necesita una planificación previa, y no dejar nada a la improvisación. Recuerda que es un medio muy cambiante, de un día para otro.
- Selecciona el barranco que mejor se ajuste a la preparación física y conocimientos técnicos de los integrantes del grupo.
- Consulta la meteorología y asegúrate que la previsión es buena. Infórmate del tiempo que ha hecho los días previos, así podrás hacerte una idea del caudal.
- Aun así es conveniente que te informes del caudal del barranco. Más fuerte de lo normal puede ser muy peligroso.
- Busca un croquis detallado del barranco, esto te ayudará a conocer los puntos singulares (sifón, rebufo, caos de bloques, rápel…), longitud de los rápeles, dónde esta la instalación, puntos de escape del barranco; pero recuerda, que los barrancos cambian de un día para otro.
- LLeva el croquis durante la actividad a mano para ir consultándolo y revisando que estás dentro del horario previsto, de no ser así habrá que plantearse salir por un escape, si hubiera.
- Un mapa detallado y un gps te servirán durante la aproximación y la vuelta al coche. También te serán de gran utilidad si tienes que abandonar el barranco por uno de sus escapes.
- Mira si es necesaria la combinación de vehículos.
- Calcula los horarios. El tiempo de descenso es muy importante, pero también lo es el tiempo que nos costará hacer la aproximación y la vuelta al coche.
- Infórmate también si existe algún tipo de normativa que regule el descenso de barrancos en la zona.
- Hay que pensar en el grupo con el que se va a realizar el descenso (planificar, equiparse y actuar en colectivo).
- Puedes consultar esa información en libros o en la red. Si optas por esta opción filtra muy bien de dónde viene la información y duda siempre que el informador no sea de tu confianza.
Si después de esta planificación consideras que tu preparación física y conocimientos técnicos no son suficientes considera la posibilidad de realizar el cañón con un guía. Él te aportará seguridad durante el descenso, a la vez que te enseñará a manejar el material técnico. También puedes informarte acerca de los cursos de formación que ofrecen los clubes de montaña y los propios guías.
Equipa tu mochila para barranquismo
Todas las actividades en montaña exigen que nos equipemos de la forma adecuada, pero en barranquismo es primordial.
- Neopreno completo. Su función principal es garantizarnos el aislamiento térmico, pero también nos ofrecerá protección contra golpes, arañazos, incluso nos amortiguará la caída al agua en un mal salto y una ligera flotabilidad. Hay que añadir escarpines (para los pies). Dependiendo de la temperatura del agua y la época del año podemos contemplar el uso de guantes.
- Un calzado adecuado será clave para desplazarnos por el resbaladizo cauce de un barranco. Existen botas específicas para barrancos. Características que tiene que cumplir el calzado: Suela adherente, flexibles y que nos proteja el tobillo.
- El casco debe ser homologado (UIAA/CE) para la actividad (generalmente los mismos que se usan en escalada) y nos servirá para proteger tanto la cabeza como nuestras cervicales de posibles impactos.
- El arnés Recomendamos usar siempre arneses diseñados específicamente para la práctica del barranquismo.
- Descensor, cabos de anclaje y mosquetones y material para reequipar.
- Una cuerda de la medida adecuada en función del rápel mas largo que vayamos ha realizar. Un cuerda auxiliar es de gran utilidad para asegurar el rápel a personas con menos experiencia o para emplearla en caso de emergencia.
- La mochila debe de tener orificios para poder evacuar el agua y que esta no se acumule en el interior (específica de barrancos).
- Un bidón estanco será de gran utilidad para meter dentro todo aquello que no se debe mojar. Además le aportará algo de flotabilidad a la mochila (y así no perderla en alguna poza por hundimiento).
- No olvides tampoco una navaja, un silbato y un frontal estanco en la mochila.
Cada miembro del grupo se hará responsable de su material personal. Y entre todos se valorará el material colectivo que se va a emplear.
Además del material para el descenso se deberá contar con la posibilidad de la pérdida en alguna poza de algún elemento. Por ello no estará de más llevar algún descensor extra. También se meterá en la mochila lo básico para poder realizar maniobras de autorrescate, desvío de rápeles, etc. Bloqueadores, polea, algún mosquetón extra, cordinos, unos metros de cuerda suplementarios… Incluso alguna chapa de anclaje con su tornillo, la llave, algún clavo o fisurero. Trataremos de ser autónomos y autosuficientes como grupo, unas gafas de buceo…
Todo esto es material específico, no debes olvidar el material común a todas las actividades de montaña. Un teléfono móvil con el que poder llamar al 112, un botiquín, comida y agua para evitar la deshidratación y la fatiga, el croquis detallado del barranco y además mapa, brújula y GPS para la aproximación y el retorno.
Antes de iniciar la marcha hacia el barranco, la lista de material deberá ser revisada. Especialmente lo colectivo, más fácil de despistar.
Actúa con prudencia en el barranco
Durante la actividad, debemos actuar con prudencia, nos encontramos en un medio hostil, con agua fría, con corriente, profundas gargantas y estrechos sombríos, firmes resbaladizos, caos de bloques… debemos de estar atentos a todo lo que nos rodea, barranco, meteorología, grupo… y así poder tomar las decisiones mas acertadas. Además de prudencia, tranquilidad y respeto por el medio y las otras personas que allí se encuentren.
- Lo primero es indicar nuestro destino y nuestros planes a una persona de confianza. Que sepa a dónde vamos, por dónde, con quién y a qué hora tenemos previsto regresar, o a partir de qué momento tiene que empezar a preocuparse y poner en marcha un posible rescate o búsqueda. Comunicarle cualquier cambio de planes que pueda producirse.
- Madrugar. Empezar la actividad pronto, nos garantiza un amplio margen horario para afrontar posibles incidentes.
Al llegar al lugar donde se va a dejar el vehículo tener en cuenta que habrá más coches que puedan necesitar espacio. No bloquear caminos, ni accesos a campos, no aparcar en fincas privadas o campos de cultivo, no ocupar la carretera.
Atención al caudal y sus posibles variaciones, que pueden ser increíblemente bruscas y letales. Prestar especial atención a la evolución meteorológica durante el día y a los posibles cambios de tiempo. - Comprobar cada salto, cada tobogán, cada paso expuesto antes de hacerlos. Los barrancos pueden modificar su perfil después de una gran avenida y grandes troncos y piedras quedar ocultos bajo el agua en lugares donde antes no estaban.
- No olvidar lo resbaladizo del terreno, y extremar la precaución cuando el agua esté turbia. Muchos de los accidentes en barrancos son relativos a torceduras de miembros inferiores durante el desplazamiento por tramos «fáciles» donde bajamos la guardia.
- No subestimar la fatiga añadida que provocan tanto la indumentaria (andar con el traje de neopreno cansa) como el hecho de moverse dentro del agua. El frío desgasta músculos y cabeza.
- No separarse del grupo ni dejar a nadie solo, en caso de que el grupo se divida, los dos grupos tienen que ser autónomos (tanto en material como en técnica) para bajar el resto del barranco con seguridad.
- Si hay más grupos en el cañón habrá que facilitar el paso a los más rápidos, saber adelantar a los equipos más lentos sin entorpecer su marcha ni molestar, y permanecer atentos y dispuestos para ayudar a cualquier persona o grupo que pueda necesitarlo.
- Atención en los saltos y toboganes, a la hora de tirar la cuerda para un rápel o de lanzar la mochila a una poza. Puede parecer una obviedad, pero no está de más recordar que será necesario asegurarse de que no hay nadie debajo.
RECUERDA
Ocurre cada año. La fusión de la nieve en la montaña y las lluvias de la primavera llenan los cauces de ríos y barrancos. Ocurre, también cada año, que esa es la señal que despierta de su letargo invernal a los aficionados al descenso de barrancos. Para la mayoría de ellos es la primavera la que marca el inicio de la temporada. Y el verano la estación que define la temporada alta de esta actividad. Solo los más fanáticos mantienen su actividad barranquista incluso en los meses más duros del invierno. Son unos pocos, pero los hay.
Existe una tendencia a subestimar el riesgo que se afronta al entrar en un barranco. Existe también la engañosa creencia de que con unos sencillos conocimientos de la técnica de rápel es suficiente. Nada más lejos de la realidad. Cada verano se certifica que hasta el más sencillo y menos técnico de los barrancos puede ponernos en un apuro. Por sus especiales características el barranquismo es una actividad más cercana a la espeleología que al montañismo y la escalada. Ni siquiera el rápel se plantea de la misma forma, ni la manera de anclar la cuerda, ni la propia cuerda, ni la forma de autoasegurarse o ser asegurado por el compañero, ni el rapelador, ni el arnés. Rápeles guiados, desviados, fugados, pasamanos recuperables, fraccionamientos. Técnicas necesarias para el barranquismo, casi siempre ignoradas por quien solamente escala. Y eso sin tener en cuenta el elemento principal: el agua. Cascadas, pozas, remolinos, lavadoras, rebufos, contras, agua limpia, agua chocolate, saltos, toboganes, sifones. Desterremos pues la idea de que cualquiera que camine por el monte y sepa rapelar está ya preparado para bajar un barranco.
El excursionista o senderista de tierra firme no está habituado a caminar por el irregular y traicionero cauce de un río. Mucho menos a nadar para llegar al final de su ruta. Una lesión o un accidente en un paraje abierto y soleado, con el cuerpo seco y bien abrigado, no es igual que dentro de una humbría gorga, con el agua salpicando alrededor y la hipotermia amenazando. Salir de un barranco suele ser más complicado que descender una ladera. Ayudar a regresar a un compañero lesionado es bastante más trabajoso. Y si finalmente es necesario un rescate, las condiciones tampoco son las mismas. El acceso a una zona de montaña abierta suele ser más sencillo y rápido. Llegar hasta una persona herida o lesionada que se encuentra en mitad de los oscuros de un barranco suele ser difícil y laborioso. Solo quien haya tenido la mala suerte de estar esperando a ser sacado de un cañón, o acompañando a un herido hasta la llegada del grupo de rescate, puede dar fé de lo largas que se hacen esas horas. Y del frío que se pasa. Es esta una actividad que perdona poco los errores.
FORMACIÓN – HUMILDAD – PRUDENCIA
Con ellas será más sencillo planificar la actividad, equiparnos correctamente, y movernos sobre el terreno minimizando los riesgos para poder disfrutar del encanto y belleza de esta actividad tan singular.
Las Federaciones a través de los clubes de montaña, y guías profesionales, pueden procurarnos esa formación. También acudiremos a éstos para, sin prisa, adquirir la experiencia que complete los conocimientos técnicos. Aprender a evaluar los riesgos, el caudal, saber leer el río, intuir la meteo sobre el terreno. La técnica por si sola no es suficiente. Hay que llenar nuestra mochila de experiencia, y eso solo se consigue saliendo al monte, metiéndose en las gorgas y pasando horas a remojo. Y no es esta una actividad que facilite el autoaprendizaje, puesto que aquí los errores se pagan muy caros. Por ello invitamos a participar en las salidas organizadas por los clubes o guías profesionales, a hacer cada cierto tiempo cursos de perfeccionamiento que nos recuerden lo que aprendimos y nos muestren las nuevas técnicas.
El barranquismo tal vez sea la actividad más demandada por quienes contratan los servicios de un guía. Incluso para un barranquista experimentado. El principiante, es evidente, hallará en la compañía de un guía una garantía de que su actividad se desarrolle con el mínimo riesgo. Pero también el experto debe considerar esta posibilidad, especialmente cuando acuda a barrancos o zonas que no conozca. Un guía será capaz de descubrir esos secretos que el cañón esconde, y hacer más rico y atractivo el descenso. No desechar pues esta posibilidad, por muy avezados que nos consideremos. Humildad y prudencia.
En definitiva, dentro del barranco será el momento en que se aplicarán todas esas técnicas y conocimientos que recomendamos haber adquirido en una formación previa. Y se disfrutará, claro que sí, de una de las actividades montañeras más sorprendentes y gratificantes. Ya es verano. ¿Te animas?