Mayores y montaña Hoy es frecuente la práctica de actividades en montaña más allá de los 60 años. Según las encuestas en el Pirineo del año 2023, el 7% de las personas senderistas y el 5% de las que practican alta montaña superan esa edad. Y si observamos la información sobre los rescates, el 20% de las personas rescatadas en senderismo (verano, Pirineo aragonés, 2023) y el 14% de las rescatadas practicando actividades de alta montaña (verano, Pirineo aragonés, 2023) tenían más de 60 años.

Este articulo es para excursionistas de todas las edades. Si aún no tienes esa edad es fácil que hayas hecho actividad con mayores en tu grupo, o pronto la harás. Si ya la tienes, siempre es buen momento para repasar los aspectos fundamentales de la seguridad.

¿Quiénes son esas personas mayores que van a la montaña?

En atletismo la categoría “Veteranos” comienza a los 35 años. Es un reconocimiento explícito de la temprana disminución del rendimiento físico con la edad.

Cada persona somos un mundo, pero es evidente que la edad avanzada influye en la capacidad metabólica, la fuerza, la coordinación, la velocidad de reacción, la visión, el riesgo de fracturas óseas y en la flexibilidad. Y siempre de forma negativa. Sólo se gana experiencia. De cada uno/a depende convertir la experiencia en pautas rígidas o en conocimiento y buen juicio. Porque, con sinceridad…¿en años de montaña hicimos siempre las cosas bien o más de una vez sólo tuvimos suerte?

Actitudes para la seguridad en grupos con personas mayores

La seguridad es responsabilidad de todos los componentes de un grupo. Las condiciones de cada persona, en este caso la edad, deben ser tenidas en cuenta por el resto y especialmente por quienes lideran y/o tienen más experiencia.

Y siempre siguiendo estos tres pasos: planifica tu actividad, equipa la mochila y actúa con prudencia. Tres pasos que, realizados con atención, salvan vidas.

Mayores y montaña

Planifica teniendo en cuenta también a las y los mayores

  • Elegir, y comunicar al grupo, los horarios de marcha, desniveles y distancia, apropiados. Y prever siempre un margen horario para un posible retraso.
  • Elegir itinerarios que no sobrepasen la dificultad de desplazamiento en la que todas las personas se sientan cómodas.
  • En las excursiones circulares, preferir el sentido en el que el descenso sea más fácil. No es lo mismo recorrer un tramo, por ejemplo, de una dificultad de desplazamiento según el MIDE de nivel 3 (Marcha por sendas escalonadas o terrenos irregulares) de bajada, que de subida. Los malos caminos, siempre mejor de subida y al inicio de la excursión.

Equiparos teniendo en cuanta también a las personas mayores

  • Un paso más lento del grupo, y/o una eventual necesidad de más paradas, hace aconsejable contar con un extra de ropa de abrigo e hidratación. Para todo el grupo.
  • Los bastones pueden ser muy útiles para afianzar el paso en terrenos irregulares y también para aligerar una parte de la carga en músculos y articulaciones.
  • En un equipo que colabora, para ganar eficacia, las personas más fuertes pueden cargar una parte mayor del material colectivo. Todos y todas ganan: personas más fuertes entrenan más y personas menos fuertes se fatigan menos.
  • Las personas mayores también se ven involucradas en operaciones de rescate. Es importante conocer si se dispondrá de cobertura suficiente para una llamada al 112, o debemos contar con un teléfono o una baliza satelital.

Actúa con prudencia en cada situación

  • Elegid un paso lento y regular desde el principio, adecuado para todas las personas. No dejes que nadie meta presión al grupo para correr más. Además de ser peligroso, finalmente aumenta el tiempo real empleado. Todas las personas sufren con un ritmo mayor al suyo, pero las y los mayores se recuperan peor del sobre esfuerzo.
  • La combinación de paso rápido (alta frecuencia cardíaca), calor y deshidratación puede tener consecuencias fatales, sobre todo para las personas mayores. Está estudiado que las personas mayores pierden la sed y olvidan beber lo suficiente.
  • No dejar a nadie solo/a es un buen consejo siempre. Con las personas mayores, además hay que aplicarlo. Y a veces cuesta acompañarles pues no quieren “molestar”, o han sido autónomos toda su vida.
  • Observad que todas las personas anden bien en ese tipo de terreno y que no se acerquen al límite de sus fuerzas. Después de una caída o tras un agotamiento, el margen de actuación es muy pequeño.
  • Una persona que “se marea” no puede andar sin supervisión por la montaña. Incluso en un sendero o pista forestal una breve pérdida de conciencia puede provocar una caída descontrolada, con graves consecuencias. La edad acentúa problemas de tensión y de diabetes con consecuencias sobre el equilibrio, la conciencia y la visión, difíciles de imaginar por una persona joven.

Y si yo soy la “persona mayor” y llevo toda la vida por la montaña ¿Qué puedo hacer?

Seguro que lo tienes claro, pero mejor repasarlo una vez más:

  • Seguir disfrutando, siempre. Aprovecha la experiencia y adapta tus actividades a las nuevas condiciones.
  • Entrena, practica. Antes de Planificar, Equiparte y Actuar en el monte, tú debes de estar preparado/a. Constancia y regularidad son tan importantes como la intensidad de los ejercicios. Puede que necesites ejercicios específicos de fuerza en las piernas para conservar un paso seguro en la montaña. La práctica habitual te permite no engañarte con tu capacidad física actual. Un reconocimiento médico puede ayudar a descubrir factores de riesgo.
  • Elige tu camino. Apúntate a actividades acordes a tus condiciones actuales, donde vayas a ir con comodidad. Propón a tu grupo las actividades apropiadas para ti y para todas/os.
  • Cuida la compañía. Valora si quienes te acompañan serían capaces de actuar bien ante un percance tuyo o de otra persona. Valora si tu tendrías fuerzas para ayudar técnica o físicamente ante un imprevisto o accidente.
  • No inquietes a quienes te quieren. Informa de dónde, con quien vas y cuando estaréis de vuelta. Demuéstrales que has preparado una actividad a tu medida y que sabes lo que haces.
  • Planifica de nuevo, con los nuevos condicionantes. Aún para zonas que conoces bien, es necesario que reconsideres horarios y dificultades. Tu ya no eres la misma persona que hace unos años, y puede que el estado de las rutas tampoco.
  • Equípate para «lo peor». Tu equipo personal debe permitirte afrontar situaciones no previstas, tales como un retraso o inmovilización o un uso de la cuerda dónde antes no lo considerabas necesario. También acortar una excursión o solicitar un rescate.
  • Actúa con prudencia. Sí has llegado a esta edad practicando montaña algo habrás hecho bien, además de tener suerte. Ahora debes de hacerlo mejor, pues eres menos fuerte. Atento/a a tus fuerzas; al grupo; a la ruta y sobre la meteo.
  • Y no apures: es mejor tener la opción de poder volver. Cada persona tiene una concepción distinta de la montaña que se mueve entre un deporte saludable y una pasión sin límites. El riesgo 0 no existe, pero cada cual debe elegir los riesgos que está dispuesto a asumir. Acciones no recomendables para la seguridad como ir en solitario, o marchar o escalar cerca de los límites personales físicos o técnicos, no deberían ser práctica habitual si queremos seguir cumpliendo años en la montaña.