Elegir correctamente el material adecuado para cada actividad es clave; y una parte importante del mismo con el que debes equiparte es la mochila. Si estás pensando en adquirir tu primera mochila (o renovar tu vieja compañera) puede que estos consejos te orienten para no acabar saliendo de la tienda con una mochila preciosa, llamativa y de gran capacidad, pero nada parecida a lo que realmente necesitas.
¿De qué vamos a hablar?
¿Qué mochila debo elegir?
Partimos de la base de que la mochila perfecta no existe, y ésta debe adecuarse al tipo de actividad principal a la que la vayamos a destinar: no va a ser lo mismo realizar una actividad de montaña en invierno, que una travesía de varios días en verano, o un paseo otoñal por el bosque.
Lo más importante a la hora de hacer una buena elección es fijarnos algunos puntos elementales: su capacidad, la talla de la espalda, el bastidor, el cinturón lumbar, las hombreras y el género al que van destinadas (hombre, mujer o unisex). Los demás elementos que conforman una mochila también son importantes, pero no influyen tanto y dependerán de las actividades que vayamos a realizar.
A tener en cuenta
- Talla: algunas mochilas tienen talla (o permiten ajustar la longitud del respaldo) y escoger la correcta es fundamental para que la mochila se ajuste a nuestra espalda.
- Bastidor: soporta y trasmite la carga al cinturón, por lo que debe tener una buena rigidez. En algunos modelos se puede extraer y moldear para adaptarlo a nuestra espalda. Cada vez más modelos incluyen rejillas o mallas que permiten una mejor ventilación de la espalda, pero con el inconveniente de que al separar la mochila de la espalda modifican el centro de gravedad.
- Cinturón lumbar: pieza fundamental ya que transmite el 80% del peso a las caderas, liberando la espalda y hombros de la mayor parte del mismo y transmitiéndolo directamente a nuestras piernas, que soportan mayores cargas que nuestra espalda. Deben ser anchos y cómodos, se deben ajustar en la parte superior de las caderas y adaptarse completamente a nuestro cuerpo. Existen modelos diseñados específicamente a la anatomía femenina. Pruébate la mochila con algo de peso sin pasar los brazos por las hombreras, sólo sujeta con el cinturón lumbar abrochado; si mantiene la posición vertical y no se separa de tu espalda es que funciona.
- Hombreras: el 20% del peso de la mochila irá a parar a los hombros y espalda a través de las hombreras. Es fundamental ajustarlas correctamente para mantener bien equilibrado y repartido el peso. Han de estar tensas y recorrer el pecho y hombros, manteniendo el contacto con el cuerpo. Los nuevos materiales hacen que el peso se reparta mejor. Un buen acolchado permitirá que el contacto sea más cómodo.
- Peso: Lo ideal es que la mochila sea ligera, cómoda y resistente, pero eso tiene un precio. Intenta elegir la que mejor se adapte a tu presupuesto en relación al peso/prestaciones.
¿Para qué la voy a usar?
Ahora debemos pensar para qué queremos la mochila. Por un lado debemos fijarnos en su capacidad. Como ya hemos dicho va a depender mucho del tipo de actividad que vayamos a realizar con ella.
La capacidad de una mochila se mide en litros. Para una actividad no técnica de un día puede servirnos una mochila de entre 20-30 litros. Para un par de días, una mochila de entre 35 y 50 litros será suficiente, y para más días 50 a 70/90 litros, en función del material a transportar y la logística planificada.
Accesorios
Además existen accesorios o complementos técnicos que nos pueden aportar ayudas en función del tipo de actividad que vayamos a realizar: actividades invernales, travesías, escalada…
- Portapiolet: mejor si son dos, deben estar bien orientados y mantener el instrumento bien pegado a la mochila. Evita aquellos de gomas elásticas (demasiado habituales) que terminan dando de sí.
- Guarda crampones: deberíamos mantener este material siempre a mano, por lo que el mejor lugar es fuera, para que sea de fácil acceso y no nos de pereza sacarlo de la mochila.
- Portaesquís: deben ser laterales o cruzados, para mantener el peso equilibrado, y trabar el skí por la talonera de la fijación; en la parte superior no debe quedar forzado el cierre. Si los cierres de las hebillas son metálicos (mejor que los de plástico) evitaremos roturas inoportunas.
- Sonda y pala: las mochilas para actividades invernales normalmente ya incorporan compartimentos específicos para este material.
- Mochilas para alpinismo o escalada: algunas mochilas están diseñadas específicamente para estas actividades. Suelen ser compactas, con la parte inferior estrecha y elevada para no molestar con el arnés. Permiten transportar y tener a mano gran cantidad de material gracias a sus numerosas anillas. La cuerda y el casco deben quedar firmemente sujetos para no balancearse.
- Sistemas de hidratación: Tener el acceso fácil y rápido al agua hace que bebamos más que si tenemos que pararnos y abrir la mochila cada vez que queramos beber. Muchas incorporan ya los camelbacks (una bolsa para el agua con un tubo que permite beber sin sacarla de la mochila), pero si no te gusta el sabor que adquiere el agua otra buena opción son los porta botellines laterales.
Importante!
En cualquier caso debemos escoger siempre una mochila que nos resulte cómoda y confortable, ya que compartiremos muchas horas con ella a nuestra espalda, y adaptada al uso que vayamos a darle. No olvides estas directrices:
- No siempre lo más caro es lo mejor.
- Todos los cierres y enganches deberían poder ser manejables con guantes.
- No se te ocurra comprar una mochila por Internet, sin conocerla o haberla probado antes.
¿Y cómo se prepara?
No hay una ciencia exacta que diga cómo hay que preparar una mochila, va a depender de muchos factores: meteorología, duración de la excursión, estación del año… En líneas generales puedes seguir estos consejos:
- Lo más importante es distribuir bien la carga para que la mochila no esté desequilibrada.
- Almacena las cosas en bolsas de plástico transparentes: estarán más organizadas, aisladas y visibles sin tener que abrirlas: la comida por un lado, la ropa por otro, etc.
- No pongas ningún objeto rígido y molesto en contacto con la espalda (puedes utilizar el chubasquero como protector).
- Un exceso de peso en la parte superior o una mala colocación del saco de dormir hará que la mochila se mueva de un lado a otro.
- Mochila bien equipada, pero con el menor peso posible!.
Organízate!
- En la parte inferior lleva el material más ligero y que menos vayas a utilizar durante la marcha (por ejemplo saco de dormir, ropa de muda…),
- Pegado a la espalda y en la parte superior deberían ir los objetos más pesados y rígidos, para dar mayor estabilidad. Al lado, pero en la parte que no da a la espalda la ropa que no vayamos a utilizar en el día.
- Mete en último lugar lo que vayas a utilizar durante el día para tenerlo a mano: chubasquero, botiquín, guantes, alimentos,…
- En la seta superior y bolsillos exteriores los objetos más cotidianos o las cosas más pequeñas: gorra, gafas (siempre en funda rígida), navaja, comida auxiliar, el mapa, cámara de fotos, papel higiénico… Si tu mochila no tiene cubre mochilas, compra uno, aún así, no está de más que metas en una bolsa impermeable, todo lo que no debe mojarse en caso de emergencia: GPS, baterías, cerillas, medicinas…
- Si no llevas camelback el agua siempre a mano y en posición vertical.
- Si llevas tienda de campaña, atada en la parte inferior, por fuera de la mochila. Las esterillas pueden ir en un lateral.
Y si aún así tu mochila es un desastre…