¿Saltar en las pozas? Nunca sin antes asegurarse
La mayoría de los rescates en barrancos se deben a contusiones, fracturas y esguinces producidos en los saltos y toboganes o en la simple progresión por el lecho del barranco.
Comprobar la profundidad y posibles obstáculos sumergidos de las pozas antes de saltar debe ser un ritual obligado cada vez que visitemos un barranco.
Aunque ya lo conozcamos, la situación puede haber cambiado y llevarnos una trágica sorpresa.
Jugársela en balde
¡Saltar a una poza es algo muy divertido!... siempre que no aterricemos sobre una piedra o un tronco ocultos bajo el agua...
Ya sabes que los barrancos son como seres vivos: su forma, su orografía y obstáculos pueden cambiar en un solo día por el efecto de una fuerte tormenta o un desprendimiento. Así que nunca podremos dar por "conocido" un barranco, aunque lo hayamos descendido muchas veces.
Al planificar la actividad nos habremos preocupado de preguntar a gente de la zona sobre el estado actual del barranco pero, una vez en él, la prudencia obliga a que siempre la primera persona del grupo comprueba la profundidad de la poza antes de que el resto de salten a ella.
Un mal aterrizaje de un salto puede producirnos una grave fractura o una lesión de columna irreversible.
¡No te la juegues!
Caminar es fácil... ¿o no?
Un barranco, por muy sencillo que sea, es trabajoso de caminar. No tenemos costumbre de andar sin vernos los pies, de tenerlos bajo el agua, entre piedras cubiertas por musgo o barro que nos hacen resbalar a cada paso...
No tengas prisa, no corras: un pie detrás del otro y todos los pasos asegurados. Evitarás esguinces o lesiones de tobillo innecesarias y desagradables que pueden arruinar el descenso.
Una buena previsión de horarios, prudencia y buen calzado te ayudarán a no lesionarte.
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